jueves, 3 de mayo de 2012

SOLO EL CORAZON ME HABLA (Poemas)


Dedicado a una mujer maravillosa, Miriam...
Dime

Dime si el tiempo nos devolverá la vida o
Si los sueños no se olvidarán de nosotros
Dime si las estrellas no fueron fantasmas llenas de melancolía
Dime si me amas tan intensa que alumbrarás este amor nuestro
Para que jamás muera de pena.

Dime cómo enredar mis venas a las tuyas o
Cómo engañar a la eternidad con nuestra propia eternidad,
O si las flores todavía respiran el rocío que les dejaremos en nuestro beso.
De principio a fin. Sin reclamo ni arrepentimiento

Dime si todavía queda tiempo
Para amarte mil sacrificios, mil instantes
Dime si quieres salpicarte de ternura conmigo
Todo este tiempo que jamás se nos devolverá


Si alguna vez

Si alguna vez se quedó muda mi boca y las palabras
Apenas se mantuvieron tibias a las orillas de mi alma
Es que aguardé por ti un montón de épocas y realidades.
Si alguna vez los ventisqueros aplaudieron solfeos fríos
Como nieve y cascadas en estos ojos que me sobreviven
Es que ni sabía que calor tenían o que lágrimas derramaron
A la intemperie de los sucesos que esta vida mía ha vivido.

Si alguna vez lloré descalzo es que creí ser un instante entre tus vidas
Pero tu amor tan lúcido e inmenso me hizo vida entre tus instantes.
Y me convertí en poema para que me sintieras entre los silencios.
Y me convertí en sol para entibiar todas tus lunas de pena.
Y me convertí en tu sueño cuando tus ojos de ternura me llamaron
Desde el cenit de los inviernos y del alma.

Mariposa de mi jardín, te cuidaré entre los siglos descuidados,
Entre las edades que vienen y van
Porque ya nunca más estaremos solos
Brincando entre quasares y nebulosas.
Y ni siquiera mi muerte me quitará el amarte tanto desde los átomos quizás y tan Disparado a las entrañas del universo entero.

Ven, entonces y salpícame con el néctar de tus caricias amantes
Con la distancia, si acaso quieres o tal vez con tu cuerpo de miel lleno de cercanía.
Así mi boca ya nunca más se quedará muda
Porque tu amor, lepidoptera mía, mantendrá tibias en mi alma todas las palabras,
Esas que muchos leen como poemas, aunque son sólo lágrimas y mi simple vida.

Qué más puedo agregar, simplemente te amo, así de torpe, así de eterno
Simplemente como un poema tan distinto a los poemas.
Uno que jamás pensé en escribir
y que tú lo has escrito para mí desde las estrellas mucho antes de nacer o morir.

Algún día

Algún día dijeron nuestros labios.
Algún día respondieron nuestros corazones.
Y fueron tantos los vientos y tantos los abismos,
... Que también algún día respondió el silencio.
Y callados siglos y cabizbajos sueños se acurrucaron
Muy cerca de los ojos mismos, donde nacieron
Mariposas en lágrimas y tan diáfanas que hasta parecían lunas
Muriendo nocturnas y cayéndose de pena, por ese algún día.

Algún día dijeron los espacios tristes, los sueños verdaderos
Algún día dijeron hasta los rincones donde escondíamos nuestras últimas caricias
y si acaso no hubo luz, fue sólo alejarnos del amanecer primero
y quedarnos casi dormidos, sin despertar y casi sin jamás.

Pero ese algún día ha quedado atrás.
Pues ya no somos como antes fuimos.
Pues lo que fue dolor se hizo sonrisa
Y lo que dimos por perdido ha regresado y tan lleno de alma nuestra.
Y tan salpicado de porvenir.

Y ahora, después de ese algún día, todos mis poemas cobran sentido.
YtTodo florece con la misma humedad
Que aquellas lágrimas nuestras dejaron como rocío.
Flores despiertas y tibias de ternura. Universos que han sobrevivido maduros.
Que simplemente supieron esperar.
Y que también supieron por vez primera, amar

Me declaro culpable

Me declaro culpable de pintar tus ojos a través del tiempo,
De sembrar arco iris en estas lágrimas mías que han dejado de llover.
Me declaro culpable de haberme perdido en las veredas grises
De aquellas ciudades que ya ni siquiera recuerdo.
Culpable de esculpir fe en las estrellas de las noches sin ti.
Y de amarte tan invisible que sólo mi alma te miraba luminosa
Y que apenas pudo verme entre lágrimas cuajada.

Culpable de llevar a cuestas este amor que te pertenecía, de siglos y vidas que llevaban mis venas arrodilladas y temblando de frío. Culpable de haberme equivocado tanto, demasiado tanto.
Sí. Soy culpable de soñar que todas las primaveras eran tuyas y que todos los inviernos eran míos. Culpable de querer sentir todo mi tiempo en un beso tuyo.
Y todos los respiros en un soplo de tu boca tan mía desde siempre..

Soy culpable de tragarme tanto vacío y de mantenerme vivo a pesar de esta vida que se me escapaba serpenteante y que has resucitado con tu amor. Entonces también  me declaro culpable para el resto de esta vida que ha sido tan triste conmigo y que ahora sonríe deveras.

Por este amor que me has dado y por este tiempo que me has devuelto contigo, simplemente me declaro culpable de amarte tanto, demasiado tanto y para siempre. Únicamente para siempre, porque únicamente para siempre te he amado tanto.

Dicen

Dicen que nos vieron distantes y tristes
Dicen que sólo fue un instante.
Pequeñas vidas para muertes inmensas
Dicen que si hubo lágrimas éstas no alcanzaron
A soñar un adiós inmenso pero húmedo de instantes.

Dicen que algo sucedió después
Los ojos del cielo tan embriagados de tristeza
Brillaron y brillaron reclamando ternura.
Dices desde entonces que resucitaron los instantes que se hicieron
Próximos y alegres, como si todos los tiempos se detuvieran en un único beso
En un único abrazo, en un único cuerpo..
Pequeñas muertes para vidas inmensas.

Como este poema que escribo como un te amo por cada beso que me regalas, por
cada instante que respiramos y por cada madrugada que no estamos llenos de esa piel que sudamos.
Dicen,. Acaso pequeñas tristezas para goces infinitos.
Para tenernos aún después que se vayan todos esos instantes.

Otra vez

Otra vez me senté a descubrir estrellas contigo.
Otra vez juntos descubriendo nuestras ínfimas vidas.
Y otra vez el idioma fue el mismo y las mismas ganas de sabernos uno
Por el mismo camino de ayer.

Otra vez se nos escondieron las esperas
E ingenuos los relojes nos dieron más tiempo del que usamos.
Y otra vez nuestras manos ansiaban tocarse
Porque se saben muy tibias entre sí, otra vez.

Otra vez las miradas juntaban presurosas estos pequeños instantes nuestros
Como queriendo grabarlos algunas vidas en el tiempo.
Otra vez mis ojos te amaban y otra vez loa tuyos me abrazaban
Otra vez tu beso sin beso fue mi beso, simplemente otra vez.

Permíteme una lágrima

Todas mis vidas se vuelven una cuando me enredas a tus ojos,
Así todos mis besos se vuelven uno cuando te beso.
Porque te beso y te encuentro, te beso y estás conmigo.
Permíteme entonces, una lágrima, amor mío
La última y la más triste, y si preguntas,
La sé última, porque al ir cayendo infinita, mejillas abajo
Me dice adiós, y la sé triste, porque se lleva todas esas vidas.
Todos esos besos sin ti.

Porque hubo mares de ausencia y olvido en mi alma
Porque al alrededor se levantaron tristezas inmensas
Que apenas me dejaban la vida como migaja
Y pese a todo viví de lunas sin que nadie dijera nada.

Y entre esas vidas,  tuve tanta vergüenza de ser feliz
Que hasta me escondía debajo de mi propia almohada
Y en cada anochecer me negaba al sueño, muriendo de insomnio,
y de verbos que sólo me llamaban agonía.

 Por eso, Miriam, a esa última lágrima triste,
Que se me cae mejillas abajo siempre en madrugada cuando todos duermen,
Yo también le digo adiós, porque se lleva tanta vida sin ti y tanto poema
Empapado de mi corazón.
Y le digo adiós, porque ahora se me está cayendo otra lágrima,
Pero una lágrima que me sonríe.

Cuánto silencio hay alrededor

Cuánto silencio hay alrededor
Y cuántas tristezas disfrazadas
No saber cuándo ni cómo se vistieron con nuestra piel
Con nuestros pequeños paisajes y hasta veces con nuestros sueños.
Esos que quizás ya nos han abandonado o al menos todavía en agonía
Suplican por aire y por destino.

Cuánto silencio nos atrapa y nos consume
Y si siquiera nos damos cuenta.
Que darían algunos por una sonrisa verdadera o al menos un te amo en su oído.
Y qué daría yo por tenerte una eternidad mía de besos.

Cuánto silencio y cuánto temor
Incluso ni rocío salpican los ojos tristes
Ni flores les trae la primavera.

No mires el amor que llega con el tiempo que ya pasó.
Ese tiempo déjalo atrás. Aprende a vivir lo que resta y no lo que fue un día.
Mira el amor con aire, con destino, sin disfraz y con besos
Que lo inunden todo sin reproche ni tiempo pasado.
Míralo con ojos nuevos. Tu corazón está tibio,
Y aunque dance pronto mi muerte alrededor como el silencio
Prométeme que nunca más tus sueños suplicarán por aire y por destino.

lunes, 2 de abril de 2012

LA PRIMAVERA ME DEJÓ SONRISAS ( Poemas)

I
Lo que soñé un día no bastó para lo que fue una noche
Lo que era principio resultó ser un final.
Un largo final que se llevó mi vida. Acaso la tuya también.
Sin quejas, como siempre he acostumbrado.

¡Cómo puedo sentir el amor derramado
Si toda mi vida he aprendido a esconder lágrimas en cada
Silencio ignorante que desnudo sin ladrido
¡Cómo puedo sobrevivir a lo que nunca sobrevive!
Sin quejas, como siempre me has acostumbrado.

Lo que hoy es no tiene sentido ni coraje
Será como mañana, como un parpadeo sin mirada,
Como un susurro ahogado en el viento mismo. Sin palabras, quizás.
Sin quejas, como siempre te he acostumbrado.

Ni siquiera nos damos cuenta de cuán libre soñamos y quisimos ser
Tu prisión es la misma que comparto así como la equivocación.
Lo que tú lloras cada sol yo ya lo he derramado en cada luna y en cada poema.
Hemos encerrado vidas como hielos guarda el invierno para sí mismo
Hasta parecemos dos extraños amarrados al tiempo finito.
Labios muertos que tejieron sonrisas precarias y casi sin memoria
Amigos que caminan juntos por plazas vacías, prometiéndose
Lo que no tiene promesa ni valentía.Ni siquiera años porque son años distintos.
mortalmente distintos...

Y aunque hubo semillas y primavera se nos quedó  atrás la vida verdadera
Ya que siempre nos hemos acostumbrado a verla pasar, triste y sola…
Incluso perdonándonos por lo que hemos gastado vagabundeando por las aceras
sin darnos cuenta al menos o como siempre, sin nada y sin quejas.

II
Nunca dejes una lágrima atrás porque ella siempre te recordará
Nadie vive tu vida. Ni tus hijos ni tu familia ni tus recuerdos,
Ni lo que soñaste hacer ni lo que dejaste atrás sin soñar.
Los errores siempre serán tuyos. Aunque vivas una vida prestada.

Dos tristezas se guardan en tu alma aunque jamás te des cuenta de ello:
La tristeza de saber que te has equivocado en lo más esencial
Y la tristeza de saber que jamás podrás volver atrás.
Y si no sabes que esas dos tristezas viven en ti, entonces
Es que una lágrima, de tiempo en tiempo, te recordará
Lo que resta de la noche. Lo que resta de tu vida.

III
De vez en cuando las épocas se detienen frente a mí
No alcanzo a ver si una viene toda encandilada de juventud
O es la otra, la que apenas florece con el sol.

No sé si antes fue mejor o si es ahora es mejor.
No me canso de escribirte ni me canso de amar.
Lo que no dicen mis labios o lo que dijeron otros besos
Que se ataron de envidia en tus labios en esas otras épocas
Que jamás fueron nuestras.

Heme aquí, entonces, en las orillas profundas de un hospital pequeño.
De escasa luz y con un escaso adiós de los mismos enfermos
Aquí las épocas de verdad se detienen como las vidas.
Aquí hasta el más anciano sueña tanto
Que al amanecer ya los ojos se le han ido sin dolor ni agonía.
Porque aquí donde estoy ahora hasta los sueños se van un día
Hasta las épocas que por un instante se han detenido frente a mí.

IV
Qué mayor simpleza la de entregar una sonrisa
y qué mayor complejidad la de envolverla en una lágrima.

Palabras erradas, pues no existe la simpleza ni la complejidad, existe la vida
Que sentimos nuestra, que amamos y que a veces perdemos
Vida que, cuando asoma el sol, te regala una sonrisa y cuando lo hace la luna, ella te devuelve melancolía.
Pues entonces corrijo, qué mayor simpleza y complejidad es vivir
Vivir llorando por una sonrisa o vivir sonriendo en una lágrima.

V
Elijo poemas porque ya no me quedan palabras sueltas.
Elijo lo escaso del aire porque se me están yendo las ganas de sobrevivir.
Elijo tiempo porque ya no quedan años que soñar ni épocas que recordar.
Elijo soledad porque mis amigos ya empezaron a faltar.
Elijo ternura porque te me pierdes cuando te busco.
Y elijo nuestras vidas porque ellas de alguna manera se escribirán
En las almas silenciosas de quienes viven y mueren en noches como éstas..

Elijo la bondad de las estrellas porque se guardan mis confesiones
Y nunca se quejan ni comentan esas lágrimas que les desato de mis ojos.
Elijo la sensualidad de la luna que desnuda se divierte en la inmensidad
Sin amantes ni vergüenzas. Sin el vejez de mis propias manos tejiendo
Tu cuerpo tan desabrigado del mío.

Elijo lejanía porque muero sin saber dónde estás o qué haces cada día
Simplemente elijo poemas porque alcanzan tu oído
Porque eligen amarte después de amarte tanto.

VI (Esos inmensos ojos tuyos)
Te hubieras visto esos inmensos ojos tuyos enredados a los míos
Te hubieras visto la boca sonriendo deveras a mitad de una luna colgando de la noche
Y hubieras visto iluminada cada calle que caminamos
Llenos de horizontes y de luciérnagas ebrias de ternura.
Hubieras visto como la voz y como las manos duras me temblaban así también
Los espacios vacíos y hasta los versos que guardo en mis bolsillos de ciudadano

Hubieras visto los edificios, los semáforos y las últimas personas
Abandonando las aceras y la bohemia de las grandes luminarias.
Y me hubieras visto enamorándote en la misma soledad que compartimos,
En la misma tristeza de amar encerrados una vida.

Te hubieras visto cómo el amor se reflejaba en tu faz femenina
Cómo el cariño manaba hasta de nuestro simple silencio.
Por eso te digo,
Te hubieras visto esos inmensos ojos tuyos enredados a los míos

VII
Una lágrima muchas veces se detiene en las mejillas y en otras tantas veces, cae...¿Qué lágrima eliges?,  Si me dices que es la que se queda en tus mejillas, yo diré que esa lágrima la secas para que nadie pregunte por qué lloras, entonces, esa lágrima oculta tu tristeza y tu íntimo engaño.

Entonces, esa es la diferencia entre tú y yo…pues yo elijo aquella lágrima que cae, porque quizás cae convertida en poema y quien sabe, si es la humedad que necesita la tierra convertida en corazón. Esa lágrima, la que elijo, muestra mi tristeza y mi íntima verdad. Si la tristeza es capaz de amar, esa tristeza entonces, la vivo cada día y cada noche que me lees, mientras no dejas caer otra lágrima tuya.

VIII
Ves, cómo la vida nos devuelve el sueño extraviado
Cómo los pájaros de tanto volar encuentran el nido,
Cómo las olas una y otra vez regresan a la orilla y
Cómo los ojos se nos vuelven a enredar.

Ves, cómo nos engaña el silencio y nos regresa a los mismos brazos.
Cómo nuestras lágrimas de tanto zambullirse mejillas abajo,
Han sembrado la piedad de los últimos años y esas mismas gotas abandonadas a la intemperie han empezado a sonreír,
Han vuelto a los mismos ojos que las vieron nacer una noche de tantas.  

Ya daba todo por perdido, ni siquiera le dije nada al corazón.
Tal vez aprendí a olvidar como lo hacen mis poemas yendo a morir tan lejos de mí alma. Y de noche en noche cada noche entre danzas muriendo épocas pasadas,
Me consolaba viviendo una vida que ya no me pertenecía.
Y de noche en noche tan sólo una noche te regresó a mí el último aliento de mis ganas de ti.  

Ves, cómo el sol de aquel verano iluminó otra vez.
Y otra vez la vida nos devuelve el sueño extraviado.

IX
Me preguntaron una vez, hace mucho, cuál es el silencio más triste. Aquel que llevas dentro pese a que a todos contentas con palabras o aquel que valoras por el ínfimo número de esas mismas palabras.

Respondí que aquel que nadie sabe que se lleva dentro ni sabe del dolor que lo alimenta. Y que se lleva hasta el crepúsculo de los tiempos y que te deja engañar a todos, hablando y sonriendo como uno más en el gran carnaval del mundo. Pero también sé que no puede engañar al corazón, porque vive allí. Ese es el silencio más triste..

martes, 20 de marzo de 2012

DE AMOR, UNA GOTA...(Poemas)


I
Llegarás a conocerme cuando ya me haya ido
Cuando mi voz escurra por la boca del viento austral
Y te acaricie el pelo desnudándote mía.

Siempre llego donde tú estás, en versos cada anochecer y en ellos
el amor nos asila de los sustantivos, disparándonos al regazo de la más diáfana y exquisita luna.
Amante, tal vez distante, tal vez nuestra, dirían los planetas oscuros.
Entonces, cómo llamaría, a este silencio tan grotesco que me invade y que ni siquiera me conquista, como tú lo haces,
Cómo llamaría a este rincón donde me oculto y que ni siquiera tiene orillas ni la piel que tú tienes y que por cada verbo, acaricio y que por cada te amo, te sueño.

Cómo llamaría a todo este amor que has hecho infinito en ausencia
Cómo llamaría a esta pasión que me lleva a ti incluso dormido,
Cómo llamaría a ese beso que sabes que me pertenece y que siempre guardas
Detrás de cada uno de tus propios inviernos, detrás de cada vida que has elegido vivir sin mí.

Amo, entonces cada luna que esculpes en tu tristeza, porque es mi tristeza
Esa que palidece en tus ojos como las estrellas palidecen en los míos.
Amo hasta el silencio que amarras cada noche y desamarras cada día.
Amo cada duda que observas, cada temblor que distrae a tus manos y cada lágrima que roba
flores a una primavera tullida que nos cobija del ocaso y de la indiferencia.

Cómo llamaría a toda esta ternura que muere conmigo, me pregunto,
Cómo llamaría a este juego de ocultarse sin estar oculto
De llorar a hurtadillas y de escribir cada noche, de vidas,
Un pedazo tuyo de alma y un pedazo de alma mía.
Cómo contar lágrimas en tu vida, si lágrimas cuanta mi vida. sin darme cuenta y escondido.

Por eso llegarás a conocerme cuando ya me haya ido
Cuando mi voz escurra por la boca del viento austral
Y te acaricie el pelo desnudándote mía.
y sin ser tuyo, pues ya viene el invierno a robarme el respiro
cuanto más te necesito...

lunes, 12 de marzo de 2012

SER EN TI ( POEMAS) PARTE II

X
Me has visto desnudo camino a la expiación.
Me has visto sin ironías ni reproches
Sin máscaras, sin disfraces, hasta sin miedo me has visto.
En alguna tarima de música con los ojos ebrios de soledad
Con la noche encumbrándose celosa alrededor,
Con tanta gente olvidando los días,
Con tanto alboroto sobreviviendo a las puertas de un desenfado de infierno, me has visto ebrio de ti.

Me has visto taciturno y odiando la suspicacia de cada palabra
Que me engaña con mi propia alma y
Que no ceja de gritar células adentro, migajas de ternura que quedan.

Odios que jamás salpicaron, mentiras que mancharon de lágrimas mis escalofríos.
Ni siquiera las hojas de un otoño terco se arriman buscando la piedad del viento
Ni siquiera siento la muerte venir en primavera
Ni celebro en lejanía un febrero lleno de motivos.

Me has visto náufrago de lo sueños y hasta un pequeño suspiro
Me has visto amar desde los huesos hasta el sinfín de los tiempos mismos
Me has visto delirar por ti en cada noche que se revuelca entera,
En cada poema que me amarra, en cada te amo que se me escapa, en cada muerte que se me viene encima.

Y no haces nada. Ni siquiera despiertas de tanta prisión de vidas
Ni siquiera me regalas el primer respiro de tu último encierro.
Ni siquiera me dejas una muerte valiente y maravillosa  para morir contigo
o la escasa vida que nos queda.  Y que jamás hemos tenido.
Ni siquiera me has visto amar como para no dejarme amar.
Ni siquiera me has visto besar como para nunca dejarte de besar.

Tan sólo me has visto y sin permiso de los egoístas y de esta edad que nos envejece,
Te he regalado mi alma en estos últimos ojos que me quedan y que siempre te han pertenecido. Y qué inmensa pena me regalas, ¡Qué inmensidad de lágrimas, cielo mío!
porque simplemente jamás harás nada
ni cuando el tiempo nos sepulte en vida ni cuando los árboles florezcan de nuevo.


XI
¡Quién eres tú, que vienes despacio entre todos los pasos!
¡Quién eres tú, que miras el derrumbe de tan ciego gigante.
Y con tan escasas lágrimas.

¡Acaso no duelen mis versos y los alborotos disonantes
De las muchedumbres que claman en mi oído!
¡Acaso no sientes ese desvelo amargo que llevo entre mis aromas y mis sudores.

Pero no permitas esta muerte sosa y llena de polillas
Que Merodee en la insensatez de un amor que se está yendo centímetro a centímetro.
Y Que haga la voluntad de ahogarse en el barullo de las toscas piedades
O más bien  se quede sorda de oír explicación tras explicación.

¡Quién eres, cómo para leer cada delirio que escribo,!
¡Quien eres como para estar detrás de las iglesias que levanto a medianoche sin las escamas de los necios consagrados..
Yo soy sólo silencio y un espacio colándose alma adentro.
Si hasta yo mismo me robo cada una de las mentiras que invento
Y así vivo pensando que nunca te he amado y que ni siquiera, de tu nombre, me acuerdo
Lo suficiente como para escribirte lleno de calambres y de estrellas
Que pronto se irán al tiempo sin tiempo del tiempo o al centro de mi más amada lágrima y mi más abrigada tristeza.

¡Quién eres!, que incluso observas impávida desde tu atalaya perfecta
El cómo, se dividen mis manos y se alejan avergonzadas, hasta trémulas.
¡Quién eres! para sentir cada muerte que me llama y cada verso invisible que olvido.
¡Quién eres! para llorar conmigo lo tanto que te amo y lo poco que queda
De esta singularidad hermosa que tú lees y que a mí me asesina sin reproche alguno, con tanto olvido
y tan lleno de ti, amor mío...



XII

Cuánta razón tenían las espinas para herir y
Cuánta razón tenía el dolor para susurrar ausencia
Cuánta vida resta como para morir extasiado de anonimato
Y cuánto silencio que aplasta estos rincones míos
Que les he robado a las arañas por las noches y
A la misma geometría y a los paraísos árticos dormidos.

Cuánta razón hubo en los instantes y cuánto olvido desgarraron.
Cuánta pena tienen los insomnios y cuánta inocencia mis respiros.
Todo ha sido por algo. Todo ha sido por nada. Así es el misterio y así la esperanza.
Así, todo lo que te amo y así todo lo que olvido.

Porque cada noche hechiza los descansos y maldice los destinos
Cada noche me asesina y no tengo amparo más que en estos versos
Que deambulan ingenuos ante los relojes del tiempo y ante los ojos
De quienes leen estas suspicacias de la soledad amarga.
Porque se dan cuenta de todo y no se dan cuenta de nada.

Cuánto perdón he encendido en antorchas precarias
Y cuán miserable es la luz que dejan aquellas estelas egoístas.
Cuánto dolor apaga, espacios llenos de fantasmas y recuerdos.
Y Cuántas lágrimas respiran un millón de vidas sorprendidas y etéreas
Vidas que intento hacer sobrevivir ya que todo ha sido por algo y todo ha sido por nada.
Así las mariposas mueren cuando muere la primavera.

¡Por qué, entonces el amor y olvido se parecen tanto, como las vidas se parecen al destino!

El amor es simple y es tanta su simpleza
Que con los mezquinos teorema flotando no puedo ver el sol.
Tan complejo he vivido que así lo he mirado siempre.
Cuántos errores he cometido y cuánta alma he castigado.
Y quizás hasta sigo sin darme cuenta, asesinando cada luz desnuda que asoma,
Y quizás así también todo lo que amo,
Y así también todo lo que olvido.
Por eso se parecen tanto, amor y olvido,
Porque soy como amor, como olvido. Todo y nada a la vez.



XIII (EPILOGO)

Me preguntaba cuándo nos sonreiríamos.
Cuándo serían dulces los labios y tiernas las pupilas.
Cuándo ataríamos nuestros cuerpos de nuevo y cuándo terminaría el naufragio
De nuestras almas antiguas.

Me preguntaba si acaso llueven besos donde tú estás
O si las amapolas florecen hasta en las nubes en prismas
O si es tan ancho el arco iris como para colorear una pléyade de sonrisas,
Un carrusel de niños por donde caminas eternidad. Me preguntaba.

Me preguntaba si los años son los mismos,
Si la piel envejece o si tus oídos escuchan el canto del viento que abunda
Acaso si te viera te preguntaría casi de asalto por lo tanto que estuve lejos
Por lo tanto que no fuiste mía.
Acaso tomaría tu mano y hasta el destino me envidiaría. Me preguntaba

Me preguntaba cuándo amanezco rocío y cuando naces flor.
Cuándo los pájaros regresan por más vidas y cuánta más vida que acaba te doy.

Me preguntaba por el te amo que siembras en esos jardines tuyos de barlovento,
Por los sueños que escribo en estos versos que ya parecen viejos, que ya parecen de todos, menos míos.

Me preguntaba si eres el respiro detrás de mi respiro o si de muerte, te has vuelto vida o si después de lágrima, con todo nuestro cariño ausente, no hemos hecho sonrisa. Tan sólo eso me preguntaba….. .
  

sábado, 3 de marzo de 2012

SER EN TI (POEMAS)

I
Se nublaron los horizontes por tanto tiempo
Se nublaron los ojos y los sueños. Se nublaron.

Se nublaron las mariposas y aquellos vuelos
Que de besos se amordazaron incansables.
Se nublaron como se ciega la fe de las flores en invierno
... O la piel fría cuando no te hallo a mi lado.

Se nublaron las estrellas y tu sonrisa que colgaba de ellas
Así también se nublo la valentía de los volantines
Encaramados al viento de tus mejillas. Se nublaron

Se nublaron los espejos donde mecía mis recuerdos
Y de pronto todas las nubes se fueron
Estabas donde tenías que estar.
Entre carnavales y danzas minúsculas
Entre mi corazón y la oscuridad del destino que llevo a cuestas.

Estabas en el último sábado de febrero
En el comienzo de mi poesía.
En el año de los destinos
En aquel beso que jamás te di y en ese adiós
Que parieron las tantas nubes que me cobijaron.
Bienvenida, entonces al mundo que llevo dentro
O al cansancio de esta vida que temo ya no es mía.


II
Y entre la gente, la busco
Entre los espejos, si es que un reflejo se me pudiera haber perdido.
Entre los espasmos de cada sol que asoma un tanto perplejo
O en cada luna que se viste fugaz entre los enamorados de turno.

Y entre las calles húmedas, la busco
En cada pétalo, en cada flor hasta en el rocío quizás.
Hasta en los tiempos que atrapan los relojes y en cada
Intento de mi boca por llegar a su boca
Y en cada verso que le escribo
Que sueñan llegar a su ausente oído, la busco.

La busco en cada muerte que se aproxima, Y en cada sospecha que se desamarra
Por cada aurora, en cada color y en cada matiz
En cada sonrisa de astros suspendidos.
Así también, la busco en la palabra eternidad.

Porque aunque la sé fantasma, la sé mía.
Porque a veces la tengo y en otras no la tengo.
Porque parece un sueño y parece realidad.
Porque la amo tanto, como se ama la vida y sus misterios.

Y entre los espacios, la busco, sean llenos o sean vacíos.
En las copas de vino que me embriagan.

En los salares de mis lágrimas.
Por cada cielo y por cada infierno, la busco.
Por cada principio, tal vez, en cada final.
Por cada certeza que tengo y en cada duda que invade
Por cada viaje que propongo y en cada naufragio que se decide.
Por cada mudez y en cada bullicio.
En cada mejilla aunque ni siquiera siembre su beso, la busco.

La busco porque sé que está ahí
Quizás viva, quizás en mortajas acariciada
Porque sueña lo que yo sueño y en su lecho se encienden todos los verbos
Y todos estos poemas míos que hacen llover melancolía.

Porque se viste primavera y me desnuda otoño, la busco.
Porque ama y yo amo, la busco
En las migajas y en las hambrunas.
En la suerte tal vez, ciertamente en el destino, la busco


III
Se acaban las palabras cuando amas
Se acaban los silencios y las nubes desaparecen y ya ni siquiera llueven tantas recuerdos y nostalgias
Se acaban las penas de este viaje tan frágil y tan pequeño
Se acaban las mentiras y los misterios
Se acaban las idas y los regresos

Se acaba el invierno
y los ciclos de una luna apagada
Se acaba el adiós.
Se acaba el fin de los besos y la soledad de las caricias.
Se acaba el despertar solo, el esconderse del viento,
El escaparse de las compañías
El no recordar el amanecer de un nuevo día
Cuando amas de verdad los ojos se olvidan de llorar


IV
Por qué lloras cuando todos olvidan llorar
Por qué amar de verdad cuando nadie ama de verdad.
Por qué soñar cuando todos han dejado de soñar.
Por qué volar a la luna si te roban las alas cada noche.
Por qué tiempo de niños y no adultez al tiempo.

Por qué pan de ternura a los corazones hambrientos
Por qué susurrar arco iris a la geografía cuando las ciudades le gritan gris
Por qué caminar desnudo entre disfraces
Y ser el más disfrazado
Por qué amar tanto cuando se debe amar menos
Por qué silencio y no el ruido alrededor
Por qué poesía en tu alma y no reclamos en los oídos
Por qué un beso tuyo y no el beso de todos.
Por qué decir lo siento cuando todos son perfectos.

Por qué decir te amo cuando puedes esconderte de las caricias
¡Por qué decir vida si tienes tanta muerte por doquier!
¡Por qué sufrir si tienes tanta carcajada suelta
Por qué tener fe si eres tu propio Dios y señor

Por qué amar la vida cuando el carnaval se vuelve cementerio
Por qué sentirte libre si tu prisión es la medida de tu egoísmo.
Por qué paz en tus respiros y no la asfixia de los conflictos.

Porque de verdad son esas las mejores diferencias
Porque simplemente te hace ser de verdad.


V
Llueven lamentos como llueven golondrinas
Desde tu boca toda sedienta y humana

Llueven besos y no sé de qué bocas
Llueven pájaros y no sé de qué cielo
Si todo el horizonte se quema alrededor
Si toda tu memoria se incendia en mi memoria
Y queman los recuerdos atizados de olvido.

Dime si todavía respiro para ti
... o si todavía sobrevivo en un último beso tuyo
O si me convierto en ceniza,
Como toda la ceniza que has guardado en tu vida.

VI
Vivo porque jamás viviré
Y me enamoro porque jamás amaré lo suficiente
Lo que no cuesta ni siquiera un centavo
Vivo detrás de las  mascaras y de los escenarios
Detrás de los semáforos y de las zancadillas
Detrás de la indiferencia y de los atropellos
De las ganancias y de los perdones a medias
Debajo de puentes y arrabales
Debajo de incendios oculares y disparos a la nada
Vivo con el hambre que se junta en las calles, en las plazas y en los campos
 Con los conflictos que llueven como sequías, tormentas y vanidades
Vivo con apenas algunas exclamaciones y muchos poemas
Que van a morir solos y arrodillados, paquidermos lejos de cualquier iglesia.

Vivo entre asesinos e infamias
Entre un sol que seca tibieza y de las escasas nubes que solo mojan soledad.
Entre los pequeños maceteros de mi abuela Elsa y el carnaval de hormigas
Que se cobijan colectivas y pequeñas, llamando a mi abuelo Rogelio.
Vivo acorralado en mi propio páramo de preguntas inefables
Y debajo de mi almohada, donde almaceno sueños y la fe
Que escurre entre mis aguitarrados dedos.
Sobrevivo cada día como cualquiera y muero cada noche como cualquiera
Lucho cada día como cualquiera y me  desplomo cansado de inconfesables respiros como cualquiera,
Pero te amo, único e irrepetible y no como cualquiera.
Te amo como si fueras la última flor en mi único planeta
De versos salpicado, de silencio humedecido y de ti, tan lleno-

Te amo por sobre todos los delitos que se pudieran contar
Por sobre los edificios, por sobre las máscaras que llenan escaleras y ascensores,
Por sobre los astrolabios y los viajes estrellados que pronostican
Los magos del destino y de los horóscopos.
Más allá de mi primera luz o de mi última extinción.
Más allá de mi mundo si fuera imprudente y necesario.
Más allá, incluso de la muerte misma.

Y entre tanta guerra de peatones y tecnología
Me quedo callado en cada esquina descubriendo los puntos cardinales
Por si desaparecen, por si se me quedo tan extraviado
O Tan amarrado a tu cariño desde siempre y para siempre.

Vivo así, cada ciclo, cada menguante o creciente, porque así quiero morir
Morir entre tus brazos invisibles sin soltarme ni que me sueltes.
Morir despacio, como si tu primer beso fuera un beso envenenado y homicida
Morir amándote, recorriendo con mi respiro cada distancia entre tus mejillas
Cada piel que asoma, cada pulso que sobresalga.

¡Así quiero morir!. Nada de bengalas, pero con toda tu luz serpentina!
¡Morir atando mis ojos a los tus ojos!
Morir como cualquiera, pero amándote…de eso estoy satisfecho. De eso me lleno cada segundo aunque se convierta en fantasma y eternidad.

Morir amándote único e irrepetible y tanto,
Que prefiero un beso tuyo a medias o una loca caricia como llovizna que se desvanece en madrugada, a una insoportable existencia llena de carcajadas, acaso llena de la fama que ansían muchos o del oro perdido de algún rey egoísta que sueñan otros.

Te amo aunque viva sin ti, porque jamás viviré sin ti
Y me enamoro tanto, porque jamás, lo suficiente, te amare.

Así ha sido mi vida y así la he vivido. Amándote único e irrepetible
Todo a su debido tiempo, aunque ya no exista el tiempo.
Todo a su fiel distancia y fin, aunque mi amor ya no tenga distancia ni fin.

VII
Déjame el olvido y te recordaré por siempre
Déjame una lágrima  y la convertiré en mares de sonrisas.
Déjame la nada porque la daré sentido.
Porque a fin de cuentas me quedo conmigo mismo.
Libre y encerrado
Mitad y mitad.

Déjame el viento porque me haré tormenta.
Déjame el odio porque sembraré ternura
Déjame la soledad porque me sentiré acorralado de gente y vestuarios.
Déjame la ausencia y te buscaré hasta detrás de los armarios
Porque a fin de cuentas ni siquiera sé si existes
Ni comprendo porque te amo de esta manera

Ni siquiera hay lugar para esconderse
No hay espacios ni palabras que nos desnuden fríos.
Tú en el anonimato y yo perdido.
Déjame la muerte porque será vida entonces.
Déjame, tus sueños, aunque estén vacíos
Porque deveras los llenaré con mi alma de forastero
Y esas ganas infinitas que tengo de abrazarte, como yo quiero, algún día.

Mi niña del tiempo sin tiempo, déjame la sombra y la dibujaré como luz precaria e infinita. Tal vez el silencio para susurrar al oído de los árboles australes
Que tu destino es el mío y ni tú ni yo podemos escapar.
Raudos y enamorados. Inquietos y vivaces.
¿Acaso se escapa la rosa del rocío?.
Ni yo sabiendo que existes ni amándote de otra manera.

VIII
Toma mi oído para que escuches el susurro de aquellos poemas
Que se asilan perseguidos del tiempo y de la soledad.
Abrázame eterna como me abrazan tormentas y hechizos
Eres mía en cada rincón del universo y en todas las vidas posibles
En todas las muertes, en todas las agonías.
Eres mía hasta en el cansancio de los años,
Eres mía aunque jamás estés para mí,
Al otro lado de la oscuridad y de la misma cordillera
Si acaso importan tanto los montes y los acantilados.
Si acaso muero en esos mismos poemas que te escribí y que sembré en mis oídos

Ve con el tiempo a desaparecer de mis sueños, si eso es lo que quieres.
Ve con la piedad de los silencios más ínfimos
Ve con mi boca que de tanto besarte a escondidas e invisible
Muere en un solo beso sin roce.

Ve con cada uno de mis suicidios, con cada uno de los relojes
Que avanzan cariño adentro
Ve con la sencillez de los instantes, con todos mis instantes,
Con cada uno de esos instantes… con la porfía de mis versos
Con este amor que te necesita, con esta muerte innecesaria
Con esta vida que te abraza sin tenerte cada noche…cada día…
Ve con las estrellas que tengo almacenadas en mi locura
Luces a orillas de la inmensidad de ternuras frías conquistando cada alma
Que llevo a cuestas.

Toma, entonces, mi oído para que escuches el susurro de estos poemas
Porque aunque no lo quieras, sin duda y sobretodo, en silencio, te seguiré amando.
Y ese es mi mejor susurro y mi más amado poema,
Muchacha del tiempo y de la distancia..

IX
Perdona por no haber tenido el tiempo para despedirme
Por tener las manos frías y los ojos empañados.
Perdona este invierno tan serpenteante y tan mío,
Así también perdona este silencio que visto y esta ausencia tan brusca que parezco

Perdona por conjugar la palabra te amo con lágrimas con cenizas,
Por hacer mares donde sólo hay sequía.
Y por tenerte tan cerca de mi almohada y tan lejos de mi boca.
Ay si supieras, cuánto perdón hay en mi tristeza ni cuánta muerte he vivido en pocas noches.

Perdona por quitar el color a la geografía
Por recordarme de la ternura de tus ojos callados,
De tus labios apenas un día.
De tu alma, toda mi vida.

Perdona este asesinato de mariposas en vuelo
Esta supernova de cariños distante
Estas venas mías que ya se quisieran ser venas tuyas.
Perdona la tardanza de los espejos
En reflejar todo lo que he sido,
Y perdona esta muerte que se me cae de improviso.

Perdona mis idas y venidas desde el infierno de los poemas sin pertenencia ni destino
Perdona el suspiro de los árboles cuando no hubo vientos de espera
Y perdona el aroma de aquellos sueños que di por perdidos
A mitad de lo que una vez llamé noche y que ahora llamo melancolía.

Perdona el zigzag de mis manos temblando recuerdos
Perdona el tiempo que jamás nos dimos ni la distancia que pudimos hacer invisible
Perdona la ebriedad de mis versos, el alcohol de tus encantos y la mirada que
Siempre se me extravió, suspicaz, hasta herida.

Perdona, entonces, este adiós a la memoria, esta muerte de párpados que se cierran deveras húmedos de tanto conflicto y de tanto querer quemándose a orillas del destino.
Lo fugaz de las golondrinas. La soledad de los corales abisales

Ay, señora de todos los claroscuros de mis besos,
No sabe cuánto le amo,
Ni cuánta tristeza he perdonado
Ni cuanta vida he muerto en muchos días

domingo, 29 de enero de 2012

EL MANUSCRITO OMEGA: Las profecías perdidas.-


Introducción
NOSTRADAMUS

Que tus ojos sean los del mundo…
De lo que amas y de lo que no sospechas…
De lo que viene y que mis ojos han visto…
Permíteme entonces llorar en tus ojos de épocas distintas.
Los míos están atrapados en el tiempo, acaso tristes y llenos
Como poemas destilando versos que siembro en tus ojos dormidos
para una eternidad fría que pronto verás.

Vendrás a casa después de la erosión,
Y veré tus ojos enredarse a los árboles nuevos y veré tus manos tejer perspectivas
como el último nigromante que he elegido
y veré tus besos adornar las calles vacías de ternura
sobreviviendo a esta extinción que viene.

Entonces, escribe, escribe... que el tiempo acaba...
 (Santiago, Invierno del 2003)

LAS PROFECÍAS PERDIDAS
I
Seres atormentados cayendo desde mi boca.
Seres diminutos como pizcas de saliva salpicando lejos del encierro
Seres hinchados de noches inconfesables, apenas lunares, como un suicidio de besos disparados de bocas vistiendo de ternura.
Seres deambulando entre guerras que siempre fueron guerras apenas el comienzo de una cruel despedida.
Y de salto en salto, máscaras danzando el último siglo de los disfraces.

Seres encumbrados en diáspora de caricias más allá de los mundos, como los átomos que todavía encierro en mi alma de desterrado de las estrellas principales..

Cristos de luz inefables y esparcidos en las miserables manos temporales de los fariseos y sus pérfidos vientres llenos de indiferencia y de sarcófagos fríos.

Seres que vagan suplicando la misericordia de los faroles que todavía permanecen prendidos y atados a los temblores del insomnio y a esas suplicas últimas para las luciérnagas invernales.

Seres deambulando entre la vida y la muerte. Llenos de espacios abiertos y vacuos sentidos. Seres que pronto se irán con los sucesos  y las leyendas.
Seres del séptimo y del último.
Sobrevivientes del destino y de la piedad paterna en los cielos disparada.

Seres, seres, seres del ocaso que viene, de los eventos que sacudirán la tierra y los mares y hasta los calabozos que desnudarán los cielos, y tantos, como para imaginar el origen de los egoístas y las cruces astronautas y humedad.  

Y el miedo galopará desde los cimientos de cada continente. Los cuatro elementos. Cuatro verdugos. Volcanes hinchados del fondo marino, olas tan inmensas como el lloriqueo de los atlantes. O la primera mañana de los que ya se han ido. Y la última de los que restan.

II
Abrázate conmigo, ya el frío asoma
Ven desnuda, pecadora y húmeda hasta mi inconciencia
Hasta el final de los tiempos se una con todas las ausencias que
Almacené en mis inviernos pendulares
y todos los fantasmas que se nos vienen encima.

Abrázate conmigo desde el silencio hasta el silencio
Desde lo más estrellado hasta lo más absoluto
De tus mejillas acostándose con las mías.

Abrázate conmigo cuando venga el fin de los sucesos
El respiro de las tierras sumergidas y el ahogo de las cumbres inhabitadas
No habrá más muerte que la tecnología ni pecado ya resuelto
No habrá más suicidio que los comprometidos
Ni muerte más absurda que la ignorancia de los escépticos..

Abrázate conmigo en este sinfín de agitaciones
En estos mares enojados, en estos volcanes desalmados
En estas tierras henchidas de inocencia disfrazada.

Abrázate conmigo cuando la lluvia asome cautelosa, distante y arrepentida
Cuando los relojes giren imprecisos
Cuando los horarios sean distintos.

Gemirán desdichados los estupendos edificios
Gemirán las especies y los colectivos
Gemirán, la semilla y el fruto.
El hambre y el mendrugo. Las costas asoladas
Los ombligos submarinos.

Abrázate conmigo cuando vengan por otra humanidad los dioses escondidos,
Por otros crímenes del séptimo final, los ojos sospechosos de siempre mirando desde atalayas increíbles. Y la tutela del germen primero.

Ya vienen los temblores primitivos y las singularidades, ven y abrázame sin miedo Todo se ha cumplido. Tanto tiempo escarbando los astros sin mirar las piedras
Y tantas piedras del primer acertijo que jamás supimos.

III
OH América singular y joven
Inocente y atlante de la memoria que se ahogó sin ella,
Ya viene el parto sietemésino el milenio que todos olvidan
Los mares enojados y las costas bravas.
Tus cumbres derretidas y el ombligo que te observa mar adentro

OH Europa, la más gélida de las tierras, la más egoísta
Vendrán por ti las épocas heladas y el dinero de tus pecados
Calamidad tras calamidad poco a poco te humillarán los destinos
Poco a poco hasta Roma se quedará sin ceremonia ni barquero.

OH Asia, tantas bocas que alimentar tantas guerras que atormentar
Tú serás la expiación de los pecados y la guerra de tus cofrades bélicos
Nada siembres porque no tendrá destino, hasta los estrechos se harán conflicto
Hasta los pueblos se enredarán insatisfechos.
Muchas islas, muchas tierras sabran de sacudidas como el sol sabe de fogonazos
y tecnología. 

OH África, la más pobre de todas las hermanas
La más esclava, la más hambrienta y llena de harapos
Tendrás otra vez tu origen y otra vez tu sacudida
No sin antes pagar el precio de tu primigenia.

IV
Caerán los ojos del cielo, como si estuviera
El sol despojándose de espías y atalayas:
En la isla de los leones condenados
Huid, huid grande será la quemazón y el alboroto

V 
Muy luego, las tropas del gran jefe del norte imperio
Iran por guerra y comercio a las orillas del fósil acuoso
El hablador se confundirá y enviará sus ejércitos
Al colapso y a su nación de aceites bríosos.

VI
El miserable germano no le queda nada de navegante
La última piedra sostendrá lo que del cielo le vendrán a negar:
A los polos ya empieza a mover su avaricia el oso contumaz  
Y el gran océano hierve de sismos extravagante.

VII
De las dos colmenas derribadas solo odios engendrados
El vivo tuvo su oportunidad y guerra:
Otro tendrá la manzana y otra vez caerán colmenas.
De los triángulos se levantará un cuadrado.

VIII
Onda magnifica e inhumana aumentara los muertos
Ni los pájaros podrán sostener del sol tamaño fogonazo:
Toda Asia de negro. Toda Europa de blanco
El indicado asomara en bancarrota.

IX
En la pobreza de los ayeres poderosos
Vendrá el samaritano a regalar dadivas y consuelo
Cuidado es el anticristo sin fronteras y oneroso
Con su marca llorarán los justos del cielo.

X
La mitad del pasado se volverá gris
Como el séptimo hijo del tiempo de los astronautas antiguos
Ni leyendas ni mitos podrán mentir
Ni siquiera la fe de un secretario conspicuo.

XI 
Tres de los púrpuras viejos y retorcidos
Caerán cerca del germano medroso.
Todos salpicaran profanos y pecaminosos
Mazmorra de miel para quienes se llaman sus hijos.

XII
La mujer del norte la primera después del ébano
Tal como ayer fue en el paraíso,
Tentada será por el conocimiento preciso
del conquistador sátrapa de estrellas y forastero

XIII
Volverá el Vesubio a vomitar expiación
De Inocentes se vestirán los augures
Todas las piedras gemirán la misma canción
Todas las naciones exclamaran lúgubres.

XIV 
Y el viento crecerá infame en el jardín del norte
También vendrá del mar un gran infortunio
Que hasta los barcos se ataran de dolor en julio
en el odio y terror que traerá la silenciosa muerte

xv 
Los atlantes llaman desde el fondo de los abismos
Los cielos se abren de verdades así la tierra  
Y los sátrapas como siempre llenos de cinismo
Ocultaran los ciclos colmándonos de oro y mirra.

XVI
Se vendrá abajo el orgulloso pájaro del cielo
Todo luto será en vano y no habrá entierro
La ciudad hermosa, eterna y herida buscara consuelo
En la octava colina que jamás conoció el hierro

XVII
Los Dioses se aproximan inefables e ineludibles
encandilados los ignorantes secuaces terrestres
la gran mentira pronto se desvanecera para los fieles
y para los justos una venganza a los señores agrestes.

XVIII
Morirá el que deba morir y ni lo llorara su agresor
enterrado entre islas y heroica revolución
La gente le sonreirá al difunto de barba y devoción  
mas luego en las calles hará temblar al sucesor

XIX
Otros disparos recordaran al joven difunto del imperio
Pero esta vez no se dira que fue uno el agresor
de los globales misterios a la vista la conspiración
Y varios seran llevados como ejemplo a prision.

XX
La gran estrella humana caerá entre dudas y lamentos
Al mar, de muerte imposible y súbita:
De los dioses la respuesta vendrá en extraño momento,
Todas las naciones alarmadas preguntarán sin rúbrica.

XXI
En madrugada los soldados tejerán burócratas
Lo que tejerá en el ocaso el tirano sirio:  
El oriente incendiado de rufianes y ácratas
Así también tejerá Selin en el tiempo de los alarmantes sismos.

XXII
Ni el hermano mayor podrá evitar
Que los dos pequeños vástagos y divididos
Hagan parir fraticidas una guerra final.
Hasta el silencio se suicidará con el fuego prohibido

XXIII
Cada vez más acertijos en el mar del norte
Cada vez más naufragios: Uno por estrellas sumergidas
Y otro por errores bélicos del boreal gigante 
Que jamás se verán sospechosas con vidas.

XXIV
El pequeño Napoleón de la última Europa
Pese al descontento con fraude será electo:
La svástica asoma renovada y furiosa
Oculta y vengativa en el congreso de facto.

XXV 
Ya los antiguos huyeron de tus orillas
No quisieron ser atlantes sumergidos:
La atadura del norte y del sur estremecerá sin prisas
Hundiéndose otra historia bajo iguales destinos.  

XXVI
Esa misma noche vendrá el mayor terror
Despertarán con el océano hinchado y asesino
Entonces los pájaros verán un sol sin color
Y los edificios apilándose a los montes andinos.

XXVII
Las máscaras ya no podrán esconder su felonía
Las calles de babilonia quedarán desiertas y asonadas
Bélicos esfuerzos por detener las fechorías
El anticristo contento dirige la revolución armada.

XXVIII
Te quedarán las pirámides y el veneno en la frontera
Una vez que los antiguos reclamen su epicentro
Dibuja su nuevo cuerpo glacial la tierra
Las gentes huyen hacia el sur de los mapas heliocéntricos  

XXIX
En el lago gran incendio de los aceites de América
El tirano miente y pronto el halo se le apagará.
En las orillas vestigios atlantes y gente histérica
Llena de sangre las calles ni los bosques escaparán

XXXDe vaivenes y sustos tus orillas estremecerán
Hasta los fuertes pedirán limosna y auxilio:
Todos incluso los célebres de la costa huirán
Las olas grandes y los temblores del anillo.

XXXI 
David golpeará primero a los del Asía mas radical
El hambre es grande y la religión más todavía
La guerra vendrá inevitable y visceral
Todos los jefes del mundo precarios piden otras vías.

XXXII 
La niña desaparecida fue entregada por su padre
Infame pacto con la que parió el incesto:
Su cuerpo llevado tierra adentro por cómplices musulmanes,
Años después indicio por hallazgo increíble y presto.

XXXIV
Por las islas nuevo conflicto armado y remoto
Los aliados divididos y confiados:
Gran descubrimiento abre las heridas de los egoístas y devotos
Y el hambre de otros que esperan un desenlace ansiado.

XXXV
El último germano pío morirá dentro de poco
Temor al último que no viene en gracias:
La tierra se sacude y hunde las barcas de los piadosos
Mentiras por siglos guardadas se muestran con ansías.

XXXVI
El país de las hormigas hambre tendrá cuando gire la economía
Más si la guerra les incumbe lejanos:
Morirán millones por la misma milenaria porfía
Y otros miles por la peste asomada a los suministrados.

XXXVII
Enero, Febrero Marzo y Abril
Cómo tiemblan tus océanos y rincones
Mayo, junio, julio y agosto
Cómo despiertan las estrellas submarinas para morir
Escapad de los anillos cordillera adentro como halcones
Bajo el mar del más joven el cordón angosto.

XXXVIII
Dos bocas se abrirán en el norte,
Una herida la tierra dividirá la codicia,
Otra entre mares libará el canal de las envidia,
Ruinas emergerán desnudas de los dioses.

XXXIX
La ciudad de los cerros tu violencia sufrirá
Y otros pueblos y aldeas desnudas quedarán
¡De qué os sirve la huida a las cordilleras
Si Hasta los moluscos han muerto en ellas!

XL
Las islas del cielo submarino que asomaron entonces
Tragadas por Neptuno otra vez al origen irán
Decenas, Cientos de miles acaso millones
Cuando la brújula cambie su aguja, palidecerán

XLI
La más larga y austral tierra asustada se contrae
No será uno sino tres los cielos que agiten
Sur, centro, mientras el norte distrae
Y las rocas del sur más hermano, griten.  

XLII 
El gran incendio asomará temible entre los sátrapas   
Quien osará ir en auxilio, preguntarán en Europa
Ni las joyas ni la fama ni las migajas son ayudas
Cuando todo es frío y todo se desmorona,

XLIII 
Ay de ti señora del otro lado de la cordillera
Nadie confiará en tus leyes y de a poco ni tu misma
De la bonanza a la angustia y de corruptos tan llena
Todos te acusan y todos te abandonan bajo igual prisma,

XLIV
Oh mayo, Mayo, Mayo tantas vidas te llevas
Que las costas sufridas te suplican piedad
Y más las islas lejos de las orillas
Y cerca de los gigantes calderos de las eras.

XLV
Y se verá en el cielo un pájaro de enormes metales
Tanta imaginación que no ha sido concebida
El mismo Mesías anunciado en viejos anales
Llenará las plazas de las naciones prohibidas.

XLVI
Otras Biblias asomarán más jóvenes desde el socavón
Todas las iglesias preguntarán pasmadas
Si hasta el primer cardenal creará el eslabón
Para que no quepa duda en los fieles de la barca.

XLVII 
Los pescadores del sol morirán por miles
El pecado del imperio todavía no se extingue:
Poseidón reclama sus tierras con furia y tristes
se despedirán ya el mar no los distingue.

XLVIII
La dignidad se agolpa en las ciudades del oro
La labor escasea y el hambre golpea así la guerra
Muchos reyes y príncipes caerán como meteoros
La vieja estirpe y colonizadora se apresta.

XLIX
Vendrán grandes diluvios al oriente
La sequedad será extraña como el arroz que consumen
Entonces la roca morirá de miel untada de vergüenza y peste
Y el que le siga tendrá negra su piel como su numen