lunes, 2 de abril de 2012

LA PRIMAVERA ME DEJÓ SONRISAS ( Poemas)

I
Lo que soñé un día no bastó para lo que fue una noche
Lo que era principio resultó ser un final.
Un largo final que se llevó mi vida. Acaso la tuya también.
Sin quejas, como siempre he acostumbrado.

¡Cómo puedo sentir el amor derramado
Si toda mi vida he aprendido a esconder lágrimas en cada
Silencio ignorante que desnudo sin ladrido
¡Cómo puedo sobrevivir a lo que nunca sobrevive!
Sin quejas, como siempre me has acostumbrado.

Lo que hoy es no tiene sentido ni coraje
Será como mañana, como un parpadeo sin mirada,
Como un susurro ahogado en el viento mismo. Sin palabras, quizás.
Sin quejas, como siempre te he acostumbrado.

Ni siquiera nos damos cuenta de cuán libre soñamos y quisimos ser
Tu prisión es la misma que comparto así como la equivocación.
Lo que tú lloras cada sol yo ya lo he derramado en cada luna y en cada poema.
Hemos encerrado vidas como hielos guarda el invierno para sí mismo
Hasta parecemos dos extraños amarrados al tiempo finito.
Labios muertos que tejieron sonrisas precarias y casi sin memoria
Amigos que caminan juntos por plazas vacías, prometiéndose
Lo que no tiene promesa ni valentía.Ni siquiera años porque son años distintos.
mortalmente distintos...

Y aunque hubo semillas y primavera se nos quedó  atrás la vida verdadera
Ya que siempre nos hemos acostumbrado a verla pasar, triste y sola…
Incluso perdonándonos por lo que hemos gastado vagabundeando por las aceras
sin darnos cuenta al menos o como siempre, sin nada y sin quejas.

II
Nunca dejes una lágrima atrás porque ella siempre te recordará
Nadie vive tu vida. Ni tus hijos ni tu familia ni tus recuerdos,
Ni lo que soñaste hacer ni lo que dejaste atrás sin soñar.
Los errores siempre serán tuyos. Aunque vivas una vida prestada.

Dos tristezas se guardan en tu alma aunque jamás te des cuenta de ello:
La tristeza de saber que te has equivocado en lo más esencial
Y la tristeza de saber que jamás podrás volver atrás.
Y si no sabes que esas dos tristezas viven en ti, entonces
Es que una lágrima, de tiempo en tiempo, te recordará
Lo que resta de la noche. Lo que resta de tu vida.

III
De vez en cuando las épocas se detienen frente a mí
No alcanzo a ver si una viene toda encandilada de juventud
O es la otra, la que apenas florece con el sol.

No sé si antes fue mejor o si es ahora es mejor.
No me canso de escribirte ni me canso de amar.
Lo que no dicen mis labios o lo que dijeron otros besos
Que se ataron de envidia en tus labios en esas otras épocas
Que jamás fueron nuestras.

Heme aquí, entonces, en las orillas profundas de un hospital pequeño.
De escasa luz y con un escaso adiós de los mismos enfermos
Aquí las épocas de verdad se detienen como las vidas.
Aquí hasta el más anciano sueña tanto
Que al amanecer ya los ojos se le han ido sin dolor ni agonía.
Porque aquí donde estoy ahora hasta los sueños se van un día
Hasta las épocas que por un instante se han detenido frente a mí.

IV
Qué mayor simpleza la de entregar una sonrisa
y qué mayor complejidad la de envolverla en una lágrima.

Palabras erradas, pues no existe la simpleza ni la complejidad, existe la vida
Que sentimos nuestra, que amamos y que a veces perdemos
Vida que, cuando asoma el sol, te regala una sonrisa y cuando lo hace la luna, ella te devuelve melancolía.
Pues entonces corrijo, qué mayor simpleza y complejidad es vivir
Vivir llorando por una sonrisa o vivir sonriendo en una lágrima.

V
Elijo poemas porque ya no me quedan palabras sueltas.
Elijo lo escaso del aire porque se me están yendo las ganas de sobrevivir.
Elijo tiempo porque ya no quedan años que soñar ni épocas que recordar.
Elijo soledad porque mis amigos ya empezaron a faltar.
Elijo ternura porque te me pierdes cuando te busco.
Y elijo nuestras vidas porque ellas de alguna manera se escribirán
En las almas silenciosas de quienes viven y mueren en noches como éstas..

Elijo la bondad de las estrellas porque se guardan mis confesiones
Y nunca se quejan ni comentan esas lágrimas que les desato de mis ojos.
Elijo la sensualidad de la luna que desnuda se divierte en la inmensidad
Sin amantes ni vergüenzas. Sin el vejez de mis propias manos tejiendo
Tu cuerpo tan desabrigado del mío.

Elijo lejanía porque muero sin saber dónde estás o qué haces cada día
Simplemente elijo poemas porque alcanzan tu oído
Porque eligen amarte después de amarte tanto.

VI (Esos inmensos ojos tuyos)
Te hubieras visto esos inmensos ojos tuyos enredados a los míos
Te hubieras visto la boca sonriendo deveras a mitad de una luna colgando de la noche
Y hubieras visto iluminada cada calle que caminamos
Llenos de horizontes y de luciérnagas ebrias de ternura.
Hubieras visto como la voz y como las manos duras me temblaban así también
Los espacios vacíos y hasta los versos que guardo en mis bolsillos de ciudadano

Hubieras visto los edificios, los semáforos y las últimas personas
Abandonando las aceras y la bohemia de las grandes luminarias.
Y me hubieras visto enamorándote en la misma soledad que compartimos,
En la misma tristeza de amar encerrados una vida.

Te hubieras visto cómo el amor se reflejaba en tu faz femenina
Cómo el cariño manaba hasta de nuestro simple silencio.
Por eso te digo,
Te hubieras visto esos inmensos ojos tuyos enredados a los míos

VII
Una lágrima muchas veces se detiene en las mejillas y en otras tantas veces, cae...¿Qué lágrima eliges?,  Si me dices que es la que se queda en tus mejillas, yo diré que esa lágrima la secas para que nadie pregunte por qué lloras, entonces, esa lágrima oculta tu tristeza y tu íntimo engaño.

Entonces, esa es la diferencia entre tú y yo…pues yo elijo aquella lágrima que cae, porque quizás cae convertida en poema y quien sabe, si es la humedad que necesita la tierra convertida en corazón. Esa lágrima, la que elijo, muestra mi tristeza y mi íntima verdad. Si la tristeza es capaz de amar, esa tristeza entonces, la vivo cada día y cada noche que me lees, mientras no dejas caer otra lágrima tuya.

VIII
Ves, cómo la vida nos devuelve el sueño extraviado
Cómo los pájaros de tanto volar encuentran el nido,
Cómo las olas una y otra vez regresan a la orilla y
Cómo los ojos se nos vuelven a enredar.

Ves, cómo nos engaña el silencio y nos regresa a los mismos brazos.
Cómo nuestras lágrimas de tanto zambullirse mejillas abajo,
Han sembrado la piedad de los últimos años y esas mismas gotas abandonadas a la intemperie han empezado a sonreír,
Han vuelto a los mismos ojos que las vieron nacer una noche de tantas.  

Ya daba todo por perdido, ni siquiera le dije nada al corazón.
Tal vez aprendí a olvidar como lo hacen mis poemas yendo a morir tan lejos de mí alma. Y de noche en noche cada noche entre danzas muriendo épocas pasadas,
Me consolaba viviendo una vida que ya no me pertenecía.
Y de noche en noche tan sólo una noche te regresó a mí el último aliento de mis ganas de ti.  

Ves, cómo el sol de aquel verano iluminó otra vez.
Y otra vez la vida nos devuelve el sueño extraviado.

IX
Me preguntaron una vez, hace mucho, cuál es el silencio más triste. Aquel que llevas dentro pese a que a todos contentas con palabras o aquel que valoras por el ínfimo número de esas mismas palabras.

Respondí que aquel que nadie sabe que se lleva dentro ni sabe del dolor que lo alimenta. Y que se lleva hasta el crepúsculo de los tiempos y que te deja engañar a todos, hablando y sonriendo como uno más en el gran carnaval del mundo. Pero también sé que no puede engañar al corazón, porque vive allí. Ese es el silencio más triste..