jueves, 3 de mayo de 2012

SOLO EL CORAZON ME HABLA (Poemas)


Dedicado a una mujer maravillosa, Miriam...
Dime

Dime si el tiempo nos devolverá la vida o
Si los sueños no se olvidarán de nosotros
Dime si las estrellas no fueron fantasmas llenas de melancolía
Dime si me amas tan intensa que alumbrarás este amor nuestro
Para que jamás muera de pena.

Dime cómo enredar mis venas a las tuyas o
Cómo engañar a la eternidad con nuestra propia eternidad,
O si las flores todavía respiran el rocío que les dejaremos en nuestro beso.
De principio a fin. Sin reclamo ni arrepentimiento

Dime si todavía queda tiempo
Para amarte mil sacrificios, mil instantes
Dime si quieres salpicarte de ternura conmigo
Todo este tiempo que jamás se nos devolverá


Si alguna vez

Si alguna vez se quedó muda mi boca y las palabras
Apenas se mantuvieron tibias a las orillas de mi alma
Es que aguardé por ti un montón de épocas y realidades.
Si alguna vez los ventisqueros aplaudieron solfeos fríos
Como nieve y cascadas en estos ojos que me sobreviven
Es que ni sabía que calor tenían o que lágrimas derramaron
A la intemperie de los sucesos que esta vida mía ha vivido.

Si alguna vez lloré descalzo es que creí ser un instante entre tus vidas
Pero tu amor tan lúcido e inmenso me hizo vida entre tus instantes.
Y me convertí en poema para que me sintieras entre los silencios.
Y me convertí en sol para entibiar todas tus lunas de pena.
Y me convertí en tu sueño cuando tus ojos de ternura me llamaron
Desde el cenit de los inviernos y del alma.

Mariposa de mi jardín, te cuidaré entre los siglos descuidados,
Entre las edades que vienen y van
Porque ya nunca más estaremos solos
Brincando entre quasares y nebulosas.
Y ni siquiera mi muerte me quitará el amarte tanto desde los átomos quizás y tan Disparado a las entrañas del universo entero.

Ven, entonces y salpícame con el néctar de tus caricias amantes
Con la distancia, si acaso quieres o tal vez con tu cuerpo de miel lleno de cercanía.
Así mi boca ya nunca más se quedará muda
Porque tu amor, lepidoptera mía, mantendrá tibias en mi alma todas las palabras,
Esas que muchos leen como poemas, aunque son sólo lágrimas y mi simple vida.

Qué más puedo agregar, simplemente te amo, así de torpe, así de eterno
Simplemente como un poema tan distinto a los poemas.
Uno que jamás pensé en escribir
y que tú lo has escrito para mí desde las estrellas mucho antes de nacer o morir.

Algún día

Algún día dijeron nuestros labios.
Algún día respondieron nuestros corazones.
Y fueron tantos los vientos y tantos los abismos,
... Que también algún día respondió el silencio.
Y callados siglos y cabizbajos sueños se acurrucaron
Muy cerca de los ojos mismos, donde nacieron
Mariposas en lágrimas y tan diáfanas que hasta parecían lunas
Muriendo nocturnas y cayéndose de pena, por ese algún día.

Algún día dijeron los espacios tristes, los sueños verdaderos
Algún día dijeron hasta los rincones donde escondíamos nuestras últimas caricias
y si acaso no hubo luz, fue sólo alejarnos del amanecer primero
y quedarnos casi dormidos, sin despertar y casi sin jamás.

Pero ese algún día ha quedado atrás.
Pues ya no somos como antes fuimos.
Pues lo que fue dolor se hizo sonrisa
Y lo que dimos por perdido ha regresado y tan lleno de alma nuestra.
Y tan salpicado de porvenir.

Y ahora, después de ese algún día, todos mis poemas cobran sentido.
YtTodo florece con la misma humedad
Que aquellas lágrimas nuestras dejaron como rocío.
Flores despiertas y tibias de ternura. Universos que han sobrevivido maduros.
Que simplemente supieron esperar.
Y que también supieron por vez primera, amar

Me declaro culpable

Me declaro culpable de pintar tus ojos a través del tiempo,
De sembrar arco iris en estas lágrimas mías que han dejado de llover.
Me declaro culpable de haberme perdido en las veredas grises
De aquellas ciudades que ya ni siquiera recuerdo.
Culpable de esculpir fe en las estrellas de las noches sin ti.
Y de amarte tan invisible que sólo mi alma te miraba luminosa
Y que apenas pudo verme entre lágrimas cuajada.

Culpable de llevar a cuestas este amor que te pertenecía, de siglos y vidas que llevaban mis venas arrodilladas y temblando de frío. Culpable de haberme equivocado tanto, demasiado tanto.
Sí. Soy culpable de soñar que todas las primaveras eran tuyas y que todos los inviernos eran míos. Culpable de querer sentir todo mi tiempo en un beso tuyo.
Y todos los respiros en un soplo de tu boca tan mía desde siempre..

Soy culpable de tragarme tanto vacío y de mantenerme vivo a pesar de esta vida que se me escapaba serpenteante y que has resucitado con tu amor. Entonces también  me declaro culpable para el resto de esta vida que ha sido tan triste conmigo y que ahora sonríe deveras.

Por este amor que me has dado y por este tiempo que me has devuelto contigo, simplemente me declaro culpable de amarte tanto, demasiado tanto y para siempre. Únicamente para siempre, porque únicamente para siempre te he amado tanto.

Dicen

Dicen que nos vieron distantes y tristes
Dicen que sólo fue un instante.
Pequeñas vidas para muertes inmensas
Dicen que si hubo lágrimas éstas no alcanzaron
A soñar un adiós inmenso pero húmedo de instantes.

Dicen que algo sucedió después
Los ojos del cielo tan embriagados de tristeza
Brillaron y brillaron reclamando ternura.
Dices desde entonces que resucitaron los instantes que se hicieron
Próximos y alegres, como si todos los tiempos se detuvieran en un único beso
En un único abrazo, en un único cuerpo..
Pequeñas muertes para vidas inmensas.

Como este poema que escribo como un te amo por cada beso que me regalas, por
cada instante que respiramos y por cada madrugada que no estamos llenos de esa piel que sudamos.
Dicen,. Acaso pequeñas tristezas para goces infinitos.
Para tenernos aún después que se vayan todos esos instantes.

Otra vez

Otra vez me senté a descubrir estrellas contigo.
Otra vez juntos descubriendo nuestras ínfimas vidas.
Y otra vez el idioma fue el mismo y las mismas ganas de sabernos uno
Por el mismo camino de ayer.

Otra vez se nos escondieron las esperas
E ingenuos los relojes nos dieron más tiempo del que usamos.
Y otra vez nuestras manos ansiaban tocarse
Porque se saben muy tibias entre sí, otra vez.

Otra vez las miradas juntaban presurosas estos pequeños instantes nuestros
Como queriendo grabarlos algunas vidas en el tiempo.
Otra vez mis ojos te amaban y otra vez loa tuyos me abrazaban
Otra vez tu beso sin beso fue mi beso, simplemente otra vez.

Permíteme una lágrima

Todas mis vidas se vuelven una cuando me enredas a tus ojos,
Así todos mis besos se vuelven uno cuando te beso.
Porque te beso y te encuentro, te beso y estás conmigo.
Permíteme entonces, una lágrima, amor mío
La última y la más triste, y si preguntas,
La sé última, porque al ir cayendo infinita, mejillas abajo
Me dice adiós, y la sé triste, porque se lleva todas esas vidas.
Todos esos besos sin ti.

Porque hubo mares de ausencia y olvido en mi alma
Porque al alrededor se levantaron tristezas inmensas
Que apenas me dejaban la vida como migaja
Y pese a todo viví de lunas sin que nadie dijera nada.

Y entre esas vidas,  tuve tanta vergüenza de ser feliz
Que hasta me escondía debajo de mi propia almohada
Y en cada anochecer me negaba al sueño, muriendo de insomnio,
y de verbos que sólo me llamaban agonía.

 Por eso, Miriam, a esa última lágrima triste,
Que se me cae mejillas abajo siempre en madrugada cuando todos duermen,
Yo también le digo adiós, porque se lleva tanta vida sin ti y tanto poema
Empapado de mi corazón.
Y le digo adiós, porque ahora se me está cayendo otra lágrima,
Pero una lágrima que me sonríe.

Cuánto silencio hay alrededor

Cuánto silencio hay alrededor
Y cuántas tristezas disfrazadas
No saber cuándo ni cómo se vistieron con nuestra piel
Con nuestros pequeños paisajes y hasta veces con nuestros sueños.
Esos que quizás ya nos han abandonado o al menos todavía en agonía
Suplican por aire y por destino.

Cuánto silencio nos atrapa y nos consume
Y si siquiera nos damos cuenta.
Que darían algunos por una sonrisa verdadera o al menos un te amo en su oído.
Y qué daría yo por tenerte una eternidad mía de besos.

Cuánto silencio y cuánto temor
Incluso ni rocío salpican los ojos tristes
Ni flores les trae la primavera.

No mires el amor que llega con el tiempo que ya pasó.
Ese tiempo déjalo atrás. Aprende a vivir lo que resta y no lo que fue un día.
Mira el amor con aire, con destino, sin disfraz y con besos
Que lo inunden todo sin reproche ni tiempo pasado.
Míralo con ojos nuevos. Tu corazón está tibio,
Y aunque dance pronto mi muerte alrededor como el silencio
Prométeme que nunca más tus sueños suplicarán por aire y por destino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario